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LA INCAPACIDAD ABSOLUTA DEL HOMBRE.

“Ninguno puede venir a Mí si el Padre que me envió no le trajere; Y yo le resucitaré en el día postrero”
Ninguno puede venir a Mí. Es necesario recurrir a las Escrituras, que no a la psicología, para conocer la real naturaleza del hombre. Y Jesús en una simple frase nos dice “nadie tiene la habilidad para venir a Mí”, pues eso quiere decir “puede” en el griego, o sea, estar habilitado para un efecto. Y el diagnóstico es grave y rotundo; el hombre por su poder natural no va, ni irá a Cristo, aunque las mejores persuasiones humanas le muestren al inconverso la hermosura
del Señor (Ojo: Digo enfáticamente, persuasiones
humanas, sin la intervención del Espíritu Santo).
Alguno dirá, “pero ¿Y qué del libre albedrío que tenemos?” Respondo, Adán lo tuvo, pero lo perdió y en Adán todos quedamos de la siguiente manera: Corrompidos desde la raíz del corazón, inútiles para hacer una sola obra que agrade a Dios, amadores al extremo de sí mismos, sordos a la verdad de la Palabra de Dios, ciegos para ver a Dios en Sus obras y en Su providencia, rebeldes eimpíos respecto a Su voluntad, sujetos a la ira justa del Padre, esclavos
del pecado y del diablo y muertos espiritualmente
[Un alcance: ¿Alguien te enseñó en tu iglesia acerca de tener más autoestima y a desarrollar tu potencial oculto? Pues la Biblia enseña que eres un gran pecador lleno de amor propio y que tienes un potencial incalculable para pecar, por tanto, no te dejes engañar por artimañas humanistas].Ahora, algún día hablaré acerca del libre albedrío, pero
sólo adelantar que Lutero, Calvino y todos los reformistas detestaron esta idea por ser humanista y enseñada por la iglesia romanista. El libre albedrío es una falacia que concede al hombre más poder del que tiene.  Retomando, el hombre al ser tan corrupto, no sólo no puede ir a Cristo por estar atado a su pecaminosidad, sino que en su carácter de responsable de sus actos ante Dios, el hombre ha elegido aborrecer al Creador y huir de Él. Las Escrituras señalan que el hombre ama las tinieblas y no la luz, luego Cristo en Juan 5: 40 le dice a los fariseos que “no quieren ir a Él para tener vida” y esta frase es aplicable a todo el género
humano; el mismo que Pablo describió en Romanos 3
como aquellos que no buscan a Dios, entre otras cosas más. Por ello, el pecador en su dureza es incapaz de percibir espiritualmente la gloria de Cristo ¡Qué locura y necedad la del hombre! (y lo digo porque así viví unos 24 años).
Sí hermanos, el hombre por estar muerto en sus pecados no responde a la invitación del Evangelio y por su rebeldía no quiere que Dios reine sobre él, prefiere chapotear en el fango, sin Cristo y sin una Ley de amor que obedecer. Por tanto, podemos concluir que el hombre es incapaz no sólo de obedecer a Dios, sino que de ir a Él para ser salvo.
En el siguiente número veremos la solución a este conflicto supremo en la frase “si el Padre que me envió no le trajere”, pues sólo un poder infinito y una gracia atrayente a lo sumo, pueden sacar al pecador del lodazal.
(extraido de www.jesusreydegloriaygracia.blogspot.com)

 

 

QUIERO TENER OJOS DE ETERNIDAD

¡Oh! Si mis ojos pudiera yo despegar de las cosas de este mundo, de todas ellas, porque los han hecho presos.  Sólo dolores me ha dado esta visión terrenal.  He visto pequeños fulgores de la Ciudad Celestial, y esa visión ha sido la más hermosa que he podido contemplar.

¡Oh! ¡Si mis ojos fueran cegados por esa luz celestial, como lo fue Saulo!  Entonces mi corazón sería lleno, estaría satisfecho y no buscaría nunca más ninguna otra cosa sino ver la Gloria de mi Salvador.  La Gloriosa cruz, la Preciosa Sangre, Su Perfecta Obra.

Al ver el fulgor y la belleza de la Gloria Eterna, y por otro lado, el poco brillo y la fealdad de la gloria terrenal, no tendría ánimo de comprar nada en esta tierra, con tal de comprar sólo lo eterno.